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10 razones por las que la economía mexicana no crece

10 razones por las que la economía mexicana no crece

En términos reales, la economía mexicana no ha crecido en los últimos 40 años; Y seguirá sin crecer mientras estén las mismas personas a cargo de nuestras instituciones públicas tomando las mismas decisiones de los últimos 40 años. A continuación explico un poco más al respecto simplificándolo en 10 razones:

1. Progreso técnico. Veamos primero el largo plazo. Los modelos económicos de crecimiento endógeno tienen dos determinantes de crecimiento de largo plazo: el progreso técnico (K) y el crecimiento demográfico (L). El progreso técnico está en función de la cobertura de la educación de calidad. En México la educación de calidad es escasa principalmente porque: i) tanto por razones gubernamentales como sindicales, la oferta de educación pública de calidad es cada vez más limitada como proporción de la población existente y; ii) el gobierno mexicano delega la educación pública excesivamente y con poca regulación a colegios, universidades y demás instituciones particulares que en su mayoría son de muy baja calidad. La educación es un área estratégica para cualquier país. Sin embargo, en México la educación va a la deriva.

2. Crecimiento demográfico. Al igual que el punto anterior, el crecimiento demográfico es un determinante para el crecimiento de largo plazo, pues el aumento poblacional presiona al alza la demanda de bienes y servicios (al aumentar el número de consumidores) y también aumenta la oferta (al engrosar las filas de trabajadores). El crecimiento de la población mexicana se ha desacelerado fuertemente desde los años 1990’s. Sin embargo, dado que el sistema educativo mexicano hoy se encuentra colapsado, estimular crecimiento demográfico sería irresponsable, pues un incremento poblacional se traduciría en una multiplicación de los actuales problemas económicos. Antes debe resolverse el problema educativo.

3. Energía. Toda economía necesita energía para funcionar. En tanto las fuentes alternativas de energía no sean comercialmente asequibles, los hidrocarburos seguirán siendo el insumo energético básico para la industria nacional. Por ello, al igual que los dos puntos anteriores, este sector es estratégico para todo Estado. En el caso de México, sin embargo, la reciente reforma energética aprobada en 2014 entregó nuestra política energética a los Estados Unidos de América (EUA), por lo que hoy México no dispone de esta herramienta para planear su crecimiento. Por ello, México debe derogar lo antes posible la reforma energética.

4. Banca. Desde hace al menos tres décadas, el papel de las autoridades económicas mexicanas se reduce al de un simple empleado bancario más. Si bien es cierto que en el largo plazo todas las tasas de interés se encuentran fuera del control de cualquier banco central (incluso de la Fed), en el corto plazo las autoridades económicas siempre deben hacer una programación financiera eficiente. Por ejemplo, deben inducir un alza en las tasas de interés cuando la economía comienza a calentarse y bajarlas cuando esta se enfría para mantener así la estabilidad con crecimiento. Sin embargo, el Banco de México ha renunciado a regular las tasas de interés; regular las tasas de interés es, desde hace décadas, una decisión que se han atribuido para sí los dueños de los bancos; decisión en la que las tasas de interés son siempre altas si pides un crédito pero son siempre bajas si ahorras o “inviertes”. Nuevamente, el Estado ausente nos sigue costando dinero.

5. Comercio exterior. El comercio exterior depende principalmente de la planta productiva nacional existente y de la eficiencia del transporte. El tipo de transporte más eficiente, esto es, el que representa los costos más bajos medido por kilómetro/tonelada, es el marítimo. Por eso no hay gran economía sin grandes puertos. En el caso mexicano, sin embargo, no se ha querido aumentar la escala de inversión en nuestros puertos ni se han querido desmantelar las mafias que controlan la entrada y salida de productos por esta vía.

6. Autosuficiencia alimentaria. Un país que depende de otro para comer, depende enteramente de él y está obligado a obedecerle. La apertura a las importaciones agropecuarias que inició con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) de 1994 ha quebrado a la mayoría de unidades agropecuarias del país (principalmente por el excesivo subsidio y dumping agropecuario con el que los EUA nos juegan sucio). Ello ha: i) disparado la pobreza y; ii) nos ha hecho dependientes de los EUA. Mientras no renegociemos el capítulo agropecuario del TLCAN, los EUA tienen en su poder la llave del suministro de nuestra alimentación. México debe salirse del TLCAN. Si bien es cierto que el TLCAN nos trae algunos beneficios, como los ingresos por maquila, etc.,  los costos que tenemos que pagar son mayores, por lo que el beneficio neto para México es negativo.

7. Estado de derecho. En México el estado de derecho es selectivo, ocasional y regional. Es selectivo porque no aplica por igual a todos los mexicanos; es ocasional porque no es permanente en el tiempo y; es regional porque en la práctica hay (vastas) zonas de exclusión de la aplicación de las leyes –especialmente en las zonas gobernadas por el crimen organizado. Esto inhibe la creación de nuevas empresas y la expansión de las existentes. Contrario a la errónea creencia popular sobre las bondades económicas del dinero derivado del crimen, el más elemental análisis costo-beneficio nos arroja abrumadores resultados negativos sobre su efecto inhibidor del crecimiento económico.

8. Transporte público. La ineficiencia del transporte público en México representa una gran fuga de riqueza nacional. Mientras la calidad del transporte público siga siendo baja, seguirá estimulándose la compra de más autos, con lo que el colapso vial seguirá aumentando y el costo diario de transporte por ciudadano seguirá disparándose. En lugar de invertir en más pavimento, debe invertirse en más y mejor transporte público. Una posible solución sería centralizar todo el sistema de transporte colectivo en empresas públicas de los ayuntamientos. Esto implica reemplazar los denigrantes microbuses y combis por autobuses eléctricos así como triplicar la actual red del metro de las ciudades de México, Guadalajara y Monterrey a la vez de inaugurar líneas de metro en al menos Puebla, Tijuana, León y Morelia.

9. Recursos naturales. México es de los países que más desperdician sus recursos naturales. Por ejemplo, debe construirse un sistema de canales navegables en el sureste del país. Esto incluye un canal transoceánico a través de Chiapas y Tabasco usando las corrientes del Río Mezcalapa-Grijalva y del río Pijijiapan. Con esto se regularán los flujos de estos ríos para evitar inundaciones, se aumentará la disponibilidad de riego agrícola, la generación de energía hidroeléctrica, se abatirán costos de transporte y se generarán divisas para el país a perpetuidad por el tránsito mercante transoceánico internacional.

10. Democratización. La solución a estos puntos no la realizará jamás el actual gobierno ni ningún otro gobierno emanado de acuerdos y complicidades con este y sus predecesores. Se necesita una ruptura. Está claro e incluso sobrediagnosticado el hecho de que el actual gobierno y los de los últimos 40 años no acatan el mandato popular ni velan por el interés nacional. Así mismo, tienen controlado el acceso al poder por medio del dominio absoluto de los órganos electorales para impedir que llegue a la presidencia de la república alguien emanado de la voluntad popular. Hay que entonces impulsar la democratización del país. El primer paso es reemplazar el actual Instituto Nacional Electoral (INE) por un órgano electoral ciudadano e independiente: del gobierno, de los partidos políticos y de cualquier otra influencia que defraude el voto popular. Por todos estos puntos, ya tienen que irse quienes hoy toman las grandes decisiones del país. Ya le estorban a México.