RAÚL CARAVEO TOLEDO
Esperamos muy poco o casi nada. Muy pronto se esfumó en “Mexican moment”.
Cada informe de gobierno era una nueva oportunidad para renovar lo que los ciudadanos esperan de su máxima autoridad, en la segunda mitad del siglo pasado era el día del Presidente, se homenajeaba la figura presidencial y se escuchaba con atención el informe y las directrices que de ahí partían para todos su equipo, gabinete, legal, gabinete ampliado, seguido por los gobernantes locales; la uniformidad de la clase política.
El Presidente era entrevistado, vistiéndose, desayunando, caminando, luego con el fondo musical de la Marcha a Zacatecas en un auto convertible transitaba entre banderines y confeti tricolores; miles de niños de escuelas primarias oficiales escoltaban su recorrido. Había saludo oficial, todo una parafernalia en torno al primer priísta, el primer deportista, el hombre más culto, más saludable, más importante del país –por seis años, solo por seis años-. El Presidente dictaba su interpretación de los hechos y pronósticos a mediano futuro, era esa la verdad absoluta, no cabía otra realidad.
Luego las cosas fueron cambiando, primero con la interpelación de Porfirio Muñoz Ledo, la primera de la época moderna en 1988 ante Miguel de la Madrid, y de ahí a un cambio tajante, el país no daba para más, Vicente Fox con orejas de burro hechas con boletas electorales en un informe de Carlos Salinas; hasta llegar al punto extremo de hoy, se entrega un informe en varios tomos por escrito y ya, el Congreso no es apto a intercambios de legisladores con el poder ejecutivo al mismo tiempo todos y en el mismo recinto. Posteriormente el presidente rinde un mensaje político en algún lugar blindado –nunca el Congreso- el Auditorio Nacional podría ser. El mensaje político a la nación viene frente un público a modo, sin posibilidades de una vergonzosa interpelación, con cámaras y micrófonos también muy cómodos.
La división de México en dos lo acentúa.
Hoy qué espera el ciudadano común y corriente del Informe del Presidente Enrique Peña Nieto. Es sencillo en ejercicio de convivencia conocer lo que algunos ciudadanos esperamos:
1.- Exaltación de las reformas estructurales como logro, conquista de un Pacto que ya terminó, esperanza en la implementación de las reformas para que lleguen los resultados –alguna vez- al ciudadano común.
2.- Esperanza a que cambien las condiciones del mercado internacional, pero siempre destacando lo bien preparados que estamos para enfrentarlas.
3.- Rectificación de la Reforma Fiscal para desarticular la protesta de empresarios.
4.- Exaltación de la Reforma Educativa en virtud de los porcentajes de aplicación de la evaluación para maestros y decapitación de las secciones de maestros disidentes Guerrero, Michoacán, Oaxaca, Chiapas, etc. Un logro la recuperación de la rectoría en materia de educación, aún en proceso.
5.- No habrá explicación sobre la función del Instituto Nacional Electoral en el pasado proceso electoral, tampoco sobre las reiteradas violaciones a la ley electoral.
6.- No habrá explicación sobre los casos de Tlatlaya, Ayotzinapa, etcétera. El faltante más importante, más dramático es en el área de respeto a los derechos humanos. No habrá explicación de los asesinatos a periodistas mexicanos en suelo mexicano y particularmente en Veracruz.
Los problemas económicos se van a explicar magistralmente hay suficientes artilugios creíbles que van a hacernos sentir benditos cada vez que el dólar tiene un máximo histórico, los “beneficios” que a las exportaciones de bienes manufacturados y turismo traen, en fin.
La empresa BCG-Excélsior según reciente encueta en viviendas revela que la mayoría de la población no advierte que la administración actual haya mostrado resultados favorables al día de hoy. No se percibe que se hayan materializado ni las mejoras para el país (60%) ni los beneficios para la gente (54%) que ha ofrecido el jefe del Ejecutivo. Entre quienes sí ven cambios positivos, predomina la opinión de que éstos son escasos.
Continúa deteriorándose la imagen de rumbo del país, la cual no se ha recuperado en los últimos dos años. 23% cree que la nación avanza en la dirección correcta, en tanto que 68% considera que va en el sentido errado. Persiste la baja disposición a prestar atención al mensaje que dará el Presidente con motivo de su Tercer Informe. Alrededor de la cuarta parte de la población expresa total o bastante disposición a escucharlo, porcentaje similar al registrado en 2014. 38% responde que tiene poca disposición y 37% ninguna.
Esperamos muy poco o casi nada. Muy pronto se esfumó en “Mexican moment”.
Gracias por su lectura